miércoles, 15 de octubre de 2014

Te quiero. Y sé porqué


Los huesos helados necesitan más noches de apretones contra el pecho de enfrente.

El cariño repentino es el cementerio súbito de longevas soledades amistosas.

Tu humor es la antítesis de la sombra que me persiguió hasta que sacaste por tus ojos color miel un sol brillante.

Te quiero. Y sé porqué.

Te quiero porque cambiaste con tu sonrisa de labios estirados y apretados, el color de tu piel, lo fijo de tu mirada y tu devolución de chistes lo serio, incoloro, ciego y antipático de mi alma.

Te quiero porque te vendí mis miedos y lo transformaste en terrazas donde se secan los porvenires, previamente ahogados. Y lo compraste con tu llegada.

Te quiero porque me demostraste que una presencia puede sola ante diez mil fantasmas.

Te quiero porque tus piernas abrazan el pasado de patas cortas dándole un justificativo después de tanta lágrima.

Te quiero porque ahora el llanto se calcó en su cara transparente el tatuaje de tu hombro izquierdo.

Te quiero porque tu fortaleza me empuja a esperarte cuando más siento que te pierdo.

Te quiero porque dejé de probarme líquidos químicos de laboratorio para ser tu más ilusionado experimento.

Te quiero porque saco municiones de guerra ante dudas de infante.

Te quiero porque las mañanas silban entusiasmada canciones que ambos conocemos. Y la noche se empaca ante la inutilidad de su oscuridad silenciosa.

Te quiero porque recargas mis baterías con la exhalación de tu aire siempre tan renovador.

Te quiero porque izamos de la mano  la bandera de los sueños rotos sin vergüenza.

Te quiero porque nunca te llamé pero siempre te intenté localizar en la guía de las buenas bebidas.

Te quiero porque le das audiencia a mis discursitos de idealista con disfonia. Te quiero porque me miras fijo como si nada alrededor lograra su ruidoso cometido.

Te quiero porque tu boca sabe decir. Te quiero porque tu boca me sabe elegir.

Te quiero porque estacionas tu calma camuflada en mi estacionamiento de ansiedades tacañas. Te quiero porque tu andar acelerado pone en segunda a mi corazón.

Te quiero porque hay ustedes y un nosotros.

Te quiero porque la idealidad del amor es un libro amargo sin leer. Te quiero porque me escribís bien en esta historia por caminar.

Te quiero porque nuestros abrazos se unen rápido. Te quiero porque aunque me duela esperarte me gusta buscarte desarreglada y desprevenida en mis recuerdos.

Te quiero porque disfruto el silencio pos humorada, ése mismo al que escape pisando fuerte unos mosaicos de amargura.

Te quiero porque podría seguir toda la noche escribiéndote para tal vez jamás leas el porqué de todo lo que te quiero que es continuo, permanente, inalterable, supremo, inteligible, perfecto, hermoso.

Te quiero porque te elegí con todo el miedo del mundo. Y ahora el mundo se hace a partir de la frase que te diré en esta noche valiente antes de irme a dormir: "te quiero". Y sé porqué.










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