lunes, 25 de julio de 2011

Construcciones diarias

Creía en la obra de Picasso, en la melodía de Charly Garcia y en las metáforas de García Marquéz, y me quedé con en el pincel sin pelos, en el organito blanco de una octava componiendo palabras sin rimas, que no decían nada y lo perdían todo.

“No es droga mi bebé, es un poco de estimulante a mi piel, baila un poco de verde en mi estomago y se me ríe el amargado, ese que es uno y es él”. Graffiti en el asfalto sin forma ni palabra, aunque está el amor debajo de cada raya mal dibujada, de cada suciedad en el camino que permanerán juntas a lo largo de las historias que se confluyen en una, en la de siempre, la del ayer, la del minuto anterior, y la que se escribe después de apretar cada tecla.

Uno cree en la vida rosada, en la felicidad de todos los días, en el llanto seco y en los malos ratos enojados por no poder enojarse, pero es otra cosa el día a día, siendo éstos una construcción mancomunada, continuada y poco líneal que llevan a construir una estatua preciosa que será el recuerdo del hombre, mujer, cantante, poeta, escritor, albañil o abogado que permanecerá más allá de todo.

Creía que esta emoción mágica, la de mariposas en la panza, la cabeza en la luna y el corazón rojo de vergüenza, y en gran parte es así, pero en otra sección de la misma no, porque la mesa se mueve, las sillas se rompen y el semaforo parpadea guillos sin colores. Y caminás, andás, tropezás y dudás sobre si esto es el sentimiento deseado durante años, y claro que lo es, porque si seguís algún motivo tenés, ése que es interno, impercetible, sin dolores ni cosquillas pero que mueve motores. Es que no todos los días son construcciones magistrales, muchas veces pintas con barro y escribís con madera, pero lo haces, y formás cimientos que irán elevándose más y más.

No puedo seguir creyendo, sólo puedo seguir viviendo con esas incertidumbres que son extrañas, inmaginables pero que son los cordones de las zapatillas que van desajustadas pero que al atarlas un poco, y continuar te hacen saber que si cada día te caes, caes y volves a caer, y en el horizontal estás con más pinturas, más notas y más metáforas estás más cerca de tu obra magistral, esa que nadie olvidará, esa que quiero ver mientras camino y construyo la mía, la propia, la de siempre.

lunes, 4 de julio de 2011

El cambio ante lo ya escrito

En lo exiguo de una luz, en lo extenso de una sombra, en el color de un té con dos saquitos y en la fortaleza de su contenido doy por afirmar que nada permanece intacto, porque los encuentros entre dos elementos se dan por un tiempo, se saludan y cada uno emprende su camino solitario.


La vida de por sí es solitaria, los problemas son de uno, las alegrías la consigue la persona en cuestión, la tristeza es tela del ser humano y la araña es el tiempo que se aproxima a lo atemporal de una alma, que en primera persona busca una tercera y se pierde en los nudos de las baldosas y en los carteles de la ruta.


Pero sé que hay una luz detrás de mí, un foco en esta tasa y un rincón limpio en mi habitación. Hoy aprendí que somos seres individualistas pero que al momento de cumplir lo que estamos predestinados a ser,la unión generará huellas que serán el paso realizado y el camino por andar; que seremos una sola persona en donde se fusionarán dos corazones, se preparará una nueva sangre enamorada y lista para que sigamos siendo humanos solitarios pero complementados con otro contrapunto, ese que no deja lugar a los interrogantes y a los miedos de saber que al fin y al cabo todo llevará al mismo final: una vida transcurrida con el amor de la vida.


Todo cambia en nuestro existir cuando un poeta inspirado escribió su mejor verso en una parte de la piel que se estaba por secar ante la ausencia de besos mojados y embebidos de pasión y sentimientos descontrolados. Lo peculiar que este escritor es que se inspiró de una manera imposible de calcular en cada una las personas, y ninguna historia se podrían asemejar ni comparar porque cada una tiene una trama diferente, pero el mismo final: la felicidad