lunes, 4 de julio de 2011

El cambio ante lo ya escrito

En lo exiguo de una luz, en lo extenso de una sombra, en el color de un té con dos saquitos y en la fortaleza de su contenido doy por afirmar que nada permanece intacto, porque los encuentros entre dos elementos se dan por un tiempo, se saludan y cada uno emprende su camino solitario.


La vida de por sí es solitaria, los problemas son de uno, las alegrías la consigue la persona en cuestión, la tristeza es tela del ser humano y la araña es el tiempo que se aproxima a lo atemporal de una alma, que en primera persona busca una tercera y se pierde en los nudos de las baldosas y en los carteles de la ruta.


Pero sé que hay una luz detrás de mí, un foco en esta tasa y un rincón limpio en mi habitación. Hoy aprendí que somos seres individualistas pero que al momento de cumplir lo que estamos predestinados a ser,la unión generará huellas que serán el paso realizado y el camino por andar; que seremos una sola persona en donde se fusionarán dos corazones, se preparará una nueva sangre enamorada y lista para que sigamos siendo humanos solitarios pero complementados con otro contrapunto, ese que no deja lugar a los interrogantes y a los miedos de saber que al fin y al cabo todo llevará al mismo final: una vida transcurrida con el amor de la vida.


Todo cambia en nuestro existir cuando un poeta inspirado escribió su mejor verso en una parte de la piel que se estaba por secar ante la ausencia de besos mojados y embebidos de pasión y sentimientos descontrolados. Lo peculiar que este escritor es que se inspiró de una manera imposible de calcular en cada una las personas, y ninguna historia se podrían asemejar ni comparar porque cada una tiene una trama diferente, pero el mismo final: la felicidad

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