domingo, 30 de noviembre de 2014

¿Será realidad?

Podré morir mil veces, si me asegurás que renaceré. Esto podrá doler, pero no importará si me garantizás que me lo quitarás con tres inyecciones de amor. Aguantaré los más crujientes silencios solamente si después le das letra a mi futuro. Sospecharé, juzgaré y criticaré en primera instancia, únicamente si sé que habrá una segunda para reinvidicarme.

El amor es el medio de transporte para buscar la completud, pero necesito viajar y viajar: hombre incompleto si los hay. Si te arrepientes, ponte guantes... o desvitete de las ropas del tiempo mendigo. Tu suspiro nocturno, indicador de sueño profundo, debajo de mi cuello me garantiza por instantes nuestra eternidad. Maldita realidad que quema el sueño y la noche.

Siento que estoy haciendo todo exactamente mal. Te pido disculpas, suelo creer que quedarme quieto en algunos rincones de mi dolor dejaré todo fluir; todo lo contrario para vos. En la cuadra del dolor todos somos malos vecinos, por eso salí a buscar una extraña de tonada distinta que le diera un tinte diferente a mi futuro en blanco y negro. Mi amor es trágico si después no vienes para darme fe.

Vengo a ser egoísta con el devenir de las palabras, no me importa formar parte de tus lágrimas porque sé que después las podré borrar, no por mi capacidad, sino porque el futuro despeja los grises de los ojos y gracias a ello saldrá la sonrisa por entre las tormentas desperezándose.

Tu sagacidad y energía te fueron dados por un error de los dioses al momento de crearte, hermosa equivocación para todos, menos para ellos; el error nos salva de la ingenuidad de no querer aprender. Tengo fábulas, miedos y espantos conmigo, todo el tiempo, pero quisiera aprender a sonreír aunque sienta que no pueda combatir contra el sol. Al tocar tus pies siento que ya puedo volar tranquilo en mis sueños.

Todo es mérito tuyo por derribar pared tras pared.

Saldría a matar a todos mis problemas internos, pero dame tiempo me falta coraje: en el sorteo de cualidades no fue inscripto por falta de papeles. Suelo quedarme más tiempo en los agujeros que sobre la superficie de la libertad...tantos sueños que aún me quedan por enarbolar.

Me gustaría tener la misma prisa en la escritura que en los pensamientos sin salida de emergencia.

No quisiera saber adónde vamos si mañana me contás que te quedas conmigo. No me molestan tus mentiras sólo si después me dices la verdad de tu amor.

En el vaivén de las mentiras y las verdades los hombres jugamos a estar lo más cercano posible de la realidad. Mi único deseo es estar con vos. ¿Será realidad?

martes, 25 de noviembre de 2014

La risa

Ha muerto la risa. No es cómica la invitación a su velorio.

Llorando las angustias de un año entero bajo presión: rebalsó el charco sobre la caja de madera podrida. Con los cachetes lavados recojo los pedazos de las creaciones temporales para evitar entrar en default emocional. Los buitres del recuerdo rompieron con las reestructuraciones del pasado con el presente. Es difícil pagar las deudas rotas con la punta de la realidad; las estimaciones perfectas fueron imperfectas en su resolución, el tribunal ordenó pagar todas las promesas de contado y en efectivo ante lo que nunca fui.

El juez  no es justo frente al paso del tiempo, que anda siempre a destiempo: nunca corriendo a la par, sino tomando ventaja mirándonos desde adelante esperando que en algún momento alguien lo alcance. Las ansiedades se deshicieron en mi boca generando un volcán diario que sube y baja por la garganta. Vomito todo lo que como y las cicatrices sin digerir. Al lado del inodoro encontré ayer un objetivo pequeño que nunca alcancé. En los ojales de la camisa a cuadros se refugia la piel sana, que es mínima y precavida ante la restante quemada y desgastada.

Los abogados vanidosos se absolvieron a sí mismos, escapándose por las migas de sus mentiras. La militarizada culpa me bombardeó la flaca resistencia. La soberanía se termina donde empiezan los recuerdos de los demás sobre mí, generalmente muy oscuros. No tengo más agua en el tanque de las ilusiones. Se desfondaron los vasos de mi autoestima dejándome con sed de escape.

Las risas deben ser redundantes para que su mensaje nunca pierda su sentido obvio de desnaturalizar lo estructurado en las facciones de la realidad.  Aunque en mi caso, la obviedad se estrelló y falleció la risa, generándome todo menos gracia y ganándome las caras largas del insoluble presente.