jueves, 26 de diciembre de 2013

Los ojos del final

Quisiera unos ojos colegas que vean los míos y no otros, entendiéndose en un mutuo reflejo.

No le pidas palabras de amor a este sordo que jamás escuchó un término romántico, aunque varias sintieron mi triste perfume. No busques equilibro conmigo cuando me emborracho, sin tanto entusiasmo, con las botellas del dolor. En este bar elijo yo solo la música, ¿lo puedes entender? Te acepto bailar así, acá y un poco más acá. Después caminá hacia el centro. No le solicites a un perseguido que te persiga.

Duelen las sombras. Y a veces, también, el sol.

Si me esfuerzo en entenderte me dejo de responder; si me contesto me pierdo en tus preguntas. Eres vos o soy yo. Tus objeciones sobre el final o los míos. Siempre querés volver al principio para evitar la terminación, cuando ya estamos acá sin convertirlo en un dulce epílogo. Tus deseos es un delivery bárato que te quita el menú ejecutivo, ése que te ofrece una bata, un champán, intimidad y una salida al mar para que vuelvas a comenzar, en otra habitación, tres pisos arriba o abajo mío. Yo solo quiero bajar a merendar y tu me propones volver a pensar que "hubiese pasado si..."

Esta vida es una constante terna de premiación a la mejor actriz en ficción, están nominadas tus labios, tu corazón, y los "te amo" entre pestañas. Yo no voy a votar. Prefiero desafiliarme de este círculo. No se premia al dolor. No debe reconocerse el error con un medalla que debite ilusiones. Al reconocimiento lo hace la propia vida en puntas de pie, en la bendición de una almohada sin voces nocturnas.

Hermosa, cuando buscas iniciar tan solo apurás el final. No asistiré a esa gala. Y si la vida se hace de a dos, como vos decís, agarro de las manos a mis acciones de ojos claros e inconscientes para que en la mirada haya una retroalimentación: no importará en qué etapa estemos de la relación, soñar será la ley primera.

Fue lo que te faltó a vos: mirarme a los ojos y soñar. Y claro, si siempre te concentraste en volver a inaugurar a un amor que nunca tuvo ni los planos.

Tu consumación fue haber evitado el final. Ése que tu y yo hemos abrazado recientemente. Yo voy a cumplir tu deseo: retomar el comienzo, pero lejos de acá y de vos.




lunes, 23 de diciembre de 2013

La soledad

Así es la composición de la soledad: noche, silencio, horas estancadas en estaciones abandonadas y más silencio, por fuera y dentro de la carpa.

¿Qué se hace al ser rey de la soledad? ¿Cuáles son las indicaciones que debés o deberías dar? Al menos gané en algo: estar solo. La soledad es una victoria con un trapo en la boca. Es una pistola con balas de aire en una sociedad que te pide asfixiada que no pares de socializar.

En los costados de este sosiego, camino afilando sospechas de los celestinos a tiempo completo. Despierto vientos de cambio muy lejos que nunca llegarán a mi ventana, en la cual me siento de noche encendiendo miedos que nunca se apagan. Calor sofocante de historias quemadas que reviven como el ave Fénix, el incendio persite, el pasado también.

El mito del olvido baraja cartas sobre la mesa, canto truco y él envido. No nos entendemos ni en el juego.

La soledad es un triunfo y a veces sólo quiero perder.




domingo, 22 de diciembre de 2013

El colchón

La parte favorita de mi cama era donde me encontraba a tus pies. Hoy lejos de ti, me encanta mi almohada con su funda de un mes atrás. Mis pies se mueven como buscando a los tuyos, ya no hay nada más que aire, alguna media sin identidad y el rollo de sábanas que con calor fui desplazando hasta acumularse en la punta izquierda.

Prefiero taparme aunque la pared se derrita. Necesito once alarmas para despertarme, despabilarme y levantarme sin correr el riesgo de quedarme dormido. Los fines de semana los vivo con suma tranquilidad, en su mayor parte acostado. En este colchón le di guerra al mundo, la sume a mi trinchera, vistiendo una remera blanca, y un corpiño negro, huyó con el enemigo. Los recuerdos esconden minas que limitan mi campo de descanso. Duermo tenso. Siento que puedo morir con los ojos cerrados mientras el mundo juega con el dos de oro en la cara.

En sus tiempos me quitaste el sueño, hoy también, especialista del desvelo. ¿A quién andarás despertando?

El equipo de música a veces me pregunta por vos. Apago las luces intentando que se duerma la habitación. Sus pestañas bailan un tango de trasnoche, a la par controlo una y otra vez que no haya nadie queriendo saltar a mi ring. Hoy estoy lejos de buscar conflictos más allá de los míos, irresueltos en su mayoría. Me agarro de los pelos con el espejo, no daría a vasto con otro reflejo, mucho menos si es similar al mío.

Si venís, tirás dos granadas y te vas, podríamos hablar de un pacto esporádico que no despreciaría. Ya si querés pelear contra mis fantasmas posiblemente te conviertas en uno de ellos.

Mis abrazos pidieron carpeta médica.

Eres hermosa como para perfumar una guerra.

Hoy estoy lejos de mí. No sé si volveré a ser quien era.