jueves, 18 de septiembre de 2014

Cuestión de lados

Cuando giro hacia mi izquierda ya nadie me protege.

El llanto rompe la noche y nunca volverá a ser lo que era. En lo que ya no está ni estuvo mis ganas se cambian de ropa. Queda tu olor, algunos pelos y tu transpiración sobre una parte de la cama que no me animo a pisar con mi cansancio, las ideas brillantes están calvas y no hay nada sexy en mí. Sobre mis cicatrices ingresan tus sueños, miedos, inseguridades, gritos, destierros transformándose en sueños, mis sueños... ya no duermo más. Cambiaste mi vida con luces prendidas y apagadas, alegre y herida, con besos y cachetazos. El tango entristece e identifica mi desamor y su acordeón me hace mover la cabeza, cerrar los ojos y disfrutar que me hayas dejado todo de vos, excepto tu cuerpo, aunque el recuerdo sea el paredón de fusilamiento de la relamida realidad.

En la pieza contigua está la felicidad pensando maniobras milagrosas con alcoholes y cartas amarillas. Somos unos malentendidos que nos equivocamos dulcemente, pero los errores permiten avanzar pero cuando se tensa tira con toda su fuerza para atrás. Éramos la visión de un espejo pequeño intentando vernos de cuerpo entero: éramos gigantes adelante sin fundamento por atrás. ¿El mundo será así? ¿Habremos sido nosotros o lo que gira?

El techo tiene una humedad descarada .

Abajo del colchón hay tierra.

¿Olvidamos? O, ¿olvidamos que queremos olvidar? Me parecería perverso quitarte de mi mente. Y que me saques de la tuya. Te destiné todo lo que tuve, lo que no, para que me saques a las trompadas del lugar del recuerdo. Y vos, no salís de los míos. Porque no te tengo únicamente a vos, me tengo a mí a tu par, mis años, avances, retrocesos, y más. No estoy con borcegos para ir a la guerra, nena. Si querés pelear enfréntate con tus fantasmas armados hasta los dientes. Sonríe un poco más, ya que tus ánimos de enojada lástima lo que dejé en tu cara.

Giro a la derecha.

Entre tanto desecho no me olvido de vos
te extraño cuando tengo alegrías y tristezas.
Eres mi conquista entrañable, y me gusta tu viveza
de entender a un tipo que saboreó la rareza.

Me gusta sentirte viva y que yo viva
de a poco nos vamos acomodando a este bonito pacto
de ir de a poco, diría prácticamente muy despacio
porque a las malas experiencias hay que sacarle su espacio.

No era tan grande la tierra aunque doliese el parto
acordamos vernos a la mitad,
no salíamos casi nunca del lugar del llanto
cuando todo se acaba
un buen lugar es el canto.

Nos cantamos muy desafinados
nos toreamos de antemano.
A tu frío, con desacato al pasado, yo te lo calmo.
mientras a tus tristezas yo les cubro las manos

Te quiero, ante todo
estas de pie al finalizar mis peores días
te quiero más, después de todo
porque me acompañas en mis cobardías.

Hoy son días que necesito pasar lento por vos
quisiera saberte aquí
sin permiso, pago o vergüenza con tos
y que nunca te vayas despacio por atrás
ni que dejé mi felicidad en algún cuerpo más.

Vos.

Todo sería una cuestión de qué lado nos acostamos.

De un lado la soledad y en el otro el amor. En un costado vos y tus restos. En el otro vos y tu futuro.

Lo que viene dice que seguiremos estando.

Te quiero a toda luz aunque atrás no pare de estar oscuro.






domingo, 7 de septiembre de 2014

Necesito


Hay algo de tristeza en la cara, sonrío de mas: una forma de no admitir la derrota. Odio la paradoja de necesitarte lejos: lejos de vos, más cerca de mí. ¿Cuándo dejé de urgir más que unos mates para ser agradecido? ¿Quién fue la desgraciada que amplió el margen entre la felicidad y la angustia, que vomita recuerdos por doquier? ¿Adónde fueron a parar las noches musicales, y en qué momento empecé a necesitarte en mi cama? ¿Quién me convenció de que los silencios en dúo acallan pensamientos más que toda la maquinaria personal?

Necesito necesitar.

Sangran los pensamientos en estos médanos de domingo por la noche. El lunes va precalentado para laburar. Ya no sé resistir. No puedo escaparme más. Tanto milagro esquivo, que cuando un regalo tocó la puerta dejó el castigo de la espera. Esperar parece ser el precio que paga la felicidad para ser tan hermosa. Para mí es la carnada encubierta de la tristeza. Se inclina la cancha. Yo espero. Vos no me esperas.

Necesito que me necesites un poco. Necesitar que me necesites. Necesito ser necesitado.

La hermosura de tu frialdad se hace dura cuando queman las carencias. Es tan quebradizo este piso creado con improvisación de noches desconsoladas y necesidades a la orden del día. Ahora entiendo el porqué de tantas noches cerrando con llave el palacio de los enojos sin explicaciones. No sé cuánto más aguantaré sintiendo que ilusionado reitero el camino de la muerte. Me das vida y miseria con tus abrazos: me protegen minutos, me desabrigan horas. Los residuos de antiguos funerales le ponen flores a este revivir esporádico.

Campeón mundial de ser necesitado.

Un poco de miel en el torrente sanguíneo terminó por desbalancear trabajos históricos de equilibrio. Andaba tan bien y pobre, que ahora estoy tan mal y rico, como tus besos.

Imborrables ganas de necesitarte un poco.

Si supieras lo que siento. Si tan sólo fuese amigo de las palabras. Si no creyera que estoy a punto de perderte. Si sabría qué dice ese roble de piernas cortas. Si sería "sí". Y ya dejaría de bailar en patas con el "no": ése compañero incondicional de las malas limosnas. El huracán de ganas de que te quedes desterró la sequía nocturna de caricias rítmicas y risas sin filosofía más que la de tu belleza expresada a la perfección al cuadrado.

Te gano en necesitarte.

Hay algo de cíclico y me preocupa. El amor es reiterativo, aporta claves para conquistarlo, y cuándo sabes llamarlo por su nombre usas una y otra vez las tácticas ganadoras. La soledad es uniforme, plana.

Campeón esperando a que me necesites.

Deliciosamente te maldigo por empalagarme las noches. Si supieras linda, todo es tan reiterativo.

Necesito que me necesites un poco. Necesitar que me necesites. Necesito ser necesitado.


jueves, 4 de septiembre de 2014

Días difíciles


Mi sonrisa pide clausura municipal por insalubridad: ríe suciamente mientras llora barro de color piel. Cansado. Con el cajón del medio atravesado por una daga.

Tocaron la puerta, era la tristeza, el cansancio, la rutina, el desprecio, la incomunicación, el futuro, y la añoranza. Todos y todas juntas, así intercalados entre hombres y mujeres. Ellos de sports, transpirados. Ellas de luto. Sinceramente algo no andaba bien. Y así fue. Venían a cobrarme viejas deudas que saldé con manos abrazadas pero sin tinta. Me cagaron a trompadas, se llevaron todo. Menos a mí. Me habría gustado que me hayan perdido por algún monte rebelado con los mapas: ignoto.

Pero me quedé acá, atormentado de secreto: subí el volumen de la música a niveles insoportables para que lo revelado por otros decodifiquen qué de todo esto es lo que siento de arriba a abajo. No hubo caso, pero al menos "la música sonó más fuerte que los problemas". Es un día con doble zurda.

¿Será que la desaparición de lo que no conocemos asesina en silencio? Es difícil. No lo conozco. No lo extraño. Pero es uno menos. Y resta. Y cómo. Otro más que resta. Puta madre. Soy enemigo del dolor ajeno, pero éste se escabulló por alguna propia sin sanar, a media costura. Lo incurado avasalla sobre lo que es incapaz de borrar. Todo los rincones están secos por fuera, crudos en su corazón, roban la calma. No hay refugio de paz abajo de la tierra que avanza y tiembla como mi pulso.

Pareciera que la solución es dejarse... no nadar inclinado, ya que nadie te espera con una mano y una confianza. Mis problemas son contestadores. Reclaman por su desconsuelo de noble material. Y eso que esperé una eternidad por su confianza, pareciera que será así hasta que sea tierra de gusanos

Soy creyente, al punto de llevar mi cadenita de plata con la representación de alguien que lo creo más humano de lo imaginado por muchos. No discuto su creación, sí sus niveles de errores. No sé cómo ni cuándo llego a ser lo que es. Pero es humano, y así entiendo sus goles errados, su rencor, el codazo en las alturas, la desconfianza en las promesas de emergencia, llevarse gente que cultiva lo que otros se chorean impunemente. Dios de la carne y el error. Dios en la creación, las asistencia y la ayuda desconsiderada. Es el mismo. No lo hace más ni menos. Y él como persona está cansado y me dejó en la lona. Conozco el diablo de la promesa permanente, de sufrir acá con mis pantalones para otra desvestida de problemas. Premiado, reconocido.

El paraíso en donde descansan mis mejores besos está tronando sobre casa. Me refugio en el baño a rezar. No sé si Dios está escuchando a los músicos que se llevó o a mí. El humano es egoísta. Como tal, él lo es.

Debería rezarle al santo de los días difíciles: final.

martes, 2 de septiembre de 2014

Algo, no sé qué

Tiro el ancla en las ausencias. La avidez gana territorio en el truco cantando re truco. El pelo se cae sencillamente porque nadie lo peina con los dedos. Hace mis buenos ratos que despilfarro oportunidades a propósito.Soy el que renuncia sin cartas, presencias, sino que logro que me echen con motivos. Me apresuro a abandonar personas como por ilusionar a otras que después me despedirán con causales, los cuales fueron minuciosamente diseñados. El despido es primero mi retirada, y después la expulsión. Renuncio a renunciar. Acepto despedidas sin indemnizaciones.

Ando necesitando un abrazo que no este vestido de despedida: muchísimos besos silenciosos, sin motivos. Una limpieza de parabrisas con tus ojos secos, sin aproximación de lágrimas ni desconfianzas. Supe de muchas pérdidas que andan charlatanas de noche. Mis muertes son resultantes de las ajenas que no supe velar. Actúo en consecuencia: agradezco el aire, me asfixio en la confinación de lo que ya no será.

Ese algo, y no sé qué, hace ruido en un espacio vacío. Las pequeñísimas luces fueron testigos de los momentos esperados, que venía postergando. Lo que tanto anhelamos queda mejor como deseo que como posibilidad estructurada de miedos, inseguridades y volátil. Nada explotó, sólo se abrieron viejos deseos que carcomen las necesidades actuales siendo todo un revoltijo de ánimos, lenguaje y visión sobre lo que vendrá. Prosigo desatando presente, calzándome nuevas zapatillas y ajustando detalles.

Si improvisara sería buen par. Si buscara irracionalmente encontraría. Si olvidara desecharía. Si caminara hacia adelante ya no estarías acá.

Me pregunto, de vez en cuando, si alguno de mis besos quedaron por tus hombros, cuello y boca. ¿Lo sentís? El primerísimo primer plano de tu boca sigue siendo el foco de mi zapping en pijama. La evidencia es fotografiada por mis amigos preocupados por el estado de mi casa.

Ya no sé adónde voy. Y ese algo, no sé qué, menos que menos. Pero suma ante tanta resta.

Algo de la otra noche se hace día. Pero ilumina ante tanta noche.

Entre cosas sin definición se desesperan mis espacios vacios. Pero en el movimiento se construyen otros espacios con vos.

Algo cambia. Y todavía no puedo definir ese algo, no se qué. Aunque de una vez por todas debería dejar definirte a vos el sentimiento de poemas sin rimas, ausencia de romanticismo, promesas y planes, y ese no sé qué, que nos hace algo.