“Eres mi puerta y ventana: eres mi mejor salida y entrada”
Este es un amor de primavera, de flores nacientes, cielos celestes y soles bellos. Amor de silencios, represiones y secundaria a destiempo. Amor de bancos, sillas, profesores y esquinas, ésas que los separaban pero que los unía una amistad cruel y hermosa.
Esta historia es entre Carolina y ese chico sin nombre, que nadie escribió, que todos olvidaron. Él enamorado de su amiga que conoció con escasos años y conocimientos, pero que le iluminó campos, caminos y senderos. Hay amores que quieren hacer caso omiso a la caída de la arena, se sostienen con ávidez entre piedritas, pero cuando el cinto no se sujeta a las circunstancias, éstas se caen como tantas veces se le cayeron a él porque las sujetaba con las manos, pero que al estar sudorosas y doloridas, no soportaron más y las liberaba por excasos minutos hasta que retomaba la fuerza necesaria.
El amor no se puede guardar en cajones, no se puede utilizar para otra cosa ni persona y sólo encaja ahí, en ese corazón del cual se enamora. Cuando intentás esconderlo, solo lo acumulás para acrecentarlo más y más y se empieza a escapar en miradas, silencios e indirectas, por ello él prefirió muchas veces escaparse aunque nunca pudo hacerlo fehacientemente porque significaba su sueño, sus ganas y el costo del peaje hacia el futuro, pero el tiempo que, es cruel y sabio, se hizo desear. Qué linda que era, qué bella adolescente, y qué gran persona, no era para menos su enamoramiento: dejó sonrisas en su camino, chistes en el viento, complicadades en sus ojos, palabras de amor en su garganta y aire en sus frustados abrazos, mientras los labios se mordían entre sí. Cuánto le costaba tenerla tan cerca y lo mataban sus cariños amistosos
Además él tenía un marco, un contexto bastante complicado: su familia con constantes problemas, era discriminado, no tenía prácticamente amigos pero ella a todo podía porque le dibujaba pensamientos, le borraba la realidad cambiándole la hoja y subrayaba su amor para que un libro, que hoy leo, la vea a ella y sobrepase las dificultades. Amor fuera de tiempo, amor a destiempo.
Carolina era soltera, él también pero por rutas paralelas y así fueron andando cada uno en su camino, juntos pero separados, amistad de élla; amistad y amor por parte del sin nombre. Un amor a bocas cerradas, a dientes apretados y sólo esa habitación que muchas veces lo vio llorar sabía que el amor oxigenaba su piel. El tiempo que avanzó como un sopetón y se estiró: ya en tiempos facultativos, de responsabilidades en el maletín e insomnio en la vista pero con amor en el corazón, ése que nunca se fue pero se iba resguardando mediante la preparación de su cama para dormir para siempre, ya que era invierno y circulaba julio por el calendario; pero saltó la sorpresa y él saltó de su cama, élla se empezó a confundir, con o sin intención, y creyó que lo correcto era cruzar caminos, hacerse perpendicularles. Por diversas circunstancias el trazado se demoró en diseñar, principalmente por la incertidumbre del arquitecto que tanto tiempo se fijó si tenía todos los instrumentos consigo mismo, pero llegado el momento de la construcción algo lo hizo dudar, aunque finalmente lo diseñó para que confluyeran las rutas un 30 de septiembre, en los despertales de la primavera, cuando el minutero se enamoró del segundero, cuando el tiempo se acarameló y el silencio se hizo palabra, las indirectas en directas y el aire en ella; todo comenzó, ¡qué hermoso !Un beso dejaba atrás esa historia para que una unión que duró sus interesantes segundos abandonó los años sin dificultad, y el camino se hizo común para los dos.
Hoy ya van casi cinco meses de un amor inexplicabe, osado, envidiado y recomendado. Hoy están juntos, en los días se ven y en la noche se encuentran y se escriben en canciones y cartas. Se aman, se extrañan y se disfrutan. Ahora está más hermosa que nunca, siendo una mujer completa desde adentro y afuera y no perdiendo nunca su esencia, y él cambió en demasía y su vida dio un giro intempestivo desde que el polen llegó a la flor.
Carolina le regala una “M” y se empieza a escribir un nombre, con un pasado dispar en elecciones, un presente enamorados y un futuro que siempre escribirá en el vacío del apellido: te amo mucho.