martes, 31 de agosto de 2010

Cami¿NO?

¿ Dónde está el camino, dónde está el cartel, dónde está el sendero y en dónde está la luz? ¿ Y cómo será, che? ¿ Estará lleno de piedras, asfaltado o estará en medio del bosque? Hoy te busco, hoy te llamo para pisarte, para caminarte y volver a sentir el concepto de la normalidad; que alguna montaña alta, respetuosa y digna de respeto me dijo que debía ser normal como aquel camino de allá.


Hoy sólo veo el viajante con zapatillas verdes con sus blancos cordones desatados, lleva un bolso rojo sujeto a su hombro derecho y en su mano izquierda una inmensa maleta que no se despega de esa extremidad: parecen formar una unidad. Ni el sol, ni la lluvia son útiles para despegarla de allí pero si el clima es optimo se hace más fácil llevarla consigo mismo. En esta maleta no hay ropa, no hay zapatos sino algo que no es material pero con el paso del tiempo toma dimensiones mayores.


Posiblemente pueda sacarmela de la mano, es cuestión de tiempo y poder sentarme a trabajar en ello, pero ante el apuro de encontrar el camino y ser normal, me pierdo la oportunidad de ser estar más ligero de algo molesto, extraño, extorsivo y dañino. Hace años era una maleta sin peso alguno y ahora son toneladas dificiles de resistir y manejar.


Se acerca la lomada inclinada de la cual en su parte de atrás y bien escondida estaría el camino que esa montaña aparentemente señaló con sus labios aunque no fue muy certera la indicación. Hoy tengo una maleta, que es la misma de ayer pero con un par de gramos más y con una adicción de kilos respecto al mes de Julio. Dudo en intentar en llegar urgente a ese camino para ser de una vez normal o probar un esfuerzo anormal por quitarme esa maleta de una vez y para siempre. Camino: ¿ Si o no?( tache la que no corresponda)

jueves, 19 de agosto de 2010

Caras y caretas

Ante algunos indicios de que la primavera está llegando con su casa rodante a esta parte del mundo para instalarse, he decidido salir con el termo bajo el brazo y sentarme en la vereda.


Estoy pensando sobre caras y caretas, es decir lo más epidermico y superficial de lo terrenal. ¿ Qué cara tiene la felicidad? ¿ Es fachera? ¿ Tiene ojos claros?; y la tristesa cómo será, acaso ¿ es fea? ¿así qué es de piel oscura?; mientras que la esperanza cómo la encuentro, o en todo caso, se la podra ver o anda escondida y apuesta por sorprendernos mientras juega con la traición a ver cuál es la primera en dar el batacaso.


No las identifico en la calle, ¿en dónde están? Sólo veo gente, autos, algún que otro colectivo urbano, un par de palomas comiendo en la plaza y mis vecinos abriendo sus respectivos negocios. Ahora la pregunta: ¿ Ellas usan su cara o empiezan a protegerse la cara con lentes de sol, gorras y demás?


Sería muy ingenuo si pienso que las voy a encontrar en la línea “A” del colectivo, compartiendo un criollito conmigo o sentadas en el pasto viendo las hojas caer del cielo porque quién no sería capáz de tirarse encima de la felicidad, abrazarla e invitarla a cenar a la luz de la velas todas las noches. Lo dice alguien que siempre la buscó afuera y que algunas veces pareció verla a los lejos y yo persiguiéndola en donde sólo algunas veces lograba mantener una breve charla en donde me firmaba un autografo que se disolvía a la brevedad en una remera.


Hoy la encuentro a la felicidad todos los días en mi interior, algunos dias o en ciertos momentos la tengo que despertar porque anda arrastrando los pies, haciendo ruido y rayando un poco el pasillo que conduce al corazón; pero ella está entretenida con los juegos de la vida que en ciertas circunstancias la hacen llorar, mi cuerpo tiende a aflojar y ahí una dama bonita que se parece a la felicidad empieza a tocar el timbre. Es la tristeza y la traición vestidas de felicidad que están en el exterior disfrazadas para engañar al indefenso porque la vida se trata de caras y caretas pero lo importante anda a cara limpia ,sin maquillaje y esperándote en su cuarto del hotel corazón.

sábado, 7 de agosto de 2010

Realidad en puerta

Me ilusioné que esta ilusión que me ilusionaba locamente iba a ser la sensata y correcta; un juego de palabras que me iba hacer ganar y sólo me hundió en el más triste de los acontecimientos: el silencio stampa sin aires de reacción. Un hecho que tenía la manija para dar salida a los sentimientos más intrisecos y profundos y sólo fue la ventana que se abrió para que desde afuera ingresen nuevos integrantes reácidos para hospedarse en mí. Tal vez sea una mirada al más allá que se transformó en la cegera del presente. O quizás, permití una debilidad consentida y sincera que fue una oportunidad de alguien para que el golpe sea eficaz y casi letal.


Cualquier de estas frases cortas podrían definir el error, la derrota, la enseñanza, el aprendizaje o la oportunidad, como tu moral lo quiera asumir porque mi conciencia es incapáz, ya que navega a la deriva en la fría noche invernal. Esas sensaciones nocturnas descriptas alguna vez en mi cama sólo fueron sensaciones creadas por un sensor un poco loco y enamoradizo para aliviandar el peso de la soledad pero éste nunca se da cuenta que al crearlas corre el riesgo de que la nube de esperanza se esfume y la realidad respire sobre mi cara.


¿Cuántas veces pateamos la pelota hacia adelante para no asumir lo irremplazable? En algún punto, ¿somos masoquistas? Intentamos no ver lo que vemos. Cerramos los ojos pero sentimos lo que cegamos con la vista. Corremos solos y apurados y él nos acompaña a la par. Volamos en diferentes mundos creativos y él es la nave. Pero en algún momento, una llamada, un mensaje, un chiste, una palabra hacen el efecto de una piedra que hace que frenemos el paso, tropecemos y caígamos al suelo y observemos lo que sabíamos que existía pero que negabamos a rajatabla.


Qué linda es la ilusión porque alimenta el día a día dándole al cuerpo vitaminas y minerales necesarios para el trajín. Pero qué fea que es ella cuando la vestimos para disfrazar una realidad no aceptada por sus interpretes en esta obra de teatro llamada vida en donde el actor o los actores creen que viven lo que él o ellos ficcionan, mientras los de afuera ven lo estúpidos que es o son.


Hoy me harté de crear, imaginar y actuar. Me cansé de gastar presupuestos y energías. Agotado de las burlas te voy dejando libro, porque me está tocando el timbre la realidad que está en la puerta.


  • ¡Hola!

  • Soy yo, ¿puedo pasar?

  • Fue la pregunta más inteligente que me hiciste en los últimos años, dale empujá te estaba esperando para que vos y yo empecemos a ser una misma persona.