Nos preguntábamos lo mismo equivocadamente. Éso no era interrogarse, compañera: sino matarse con aires malditos que corrían desde el sur. Queríamos pasar la noche en vela y despertar tarde, muy tarde al otro día. Soñábamos lo mismo. Sueños eternos. Algunas veces caían pesadillas sobre el mediodía e inclusive alguna sonaba como despertador allá por la siesta de 42 grados. No me voy a olvidar jamás esa unificación entre desayuno y merienda. Perdimos batallas con los almuerzos.
No somos católicos acérrimos, aunque suene mal, sólo creemos en nosotros: vimos tantas espaldas, inbox ajenos en oídos cercanos y hasta nos soplaron con un sorbete la suerte que nos condujo a fortalecer nuestras propias creencias en desmedro de las otras, las incontrolables e impredecibles.Antes nos corría el apuro por encontrar un amor, que sea el indicado, el de siempre. Los años nos dieron las palizas necesarias para que digamos con chichones: "hoy te espero en algún lado aunque pasen los años".
Amamos a la familia. También a los amigos. En algún punto, ambos vamos por la zurda. Yo me tiro con el pie para adelante y vos me das la mano. No nos diferenciamos demasiado, excepto con alguna descompostura matinal y en algún exceso expuesto por alguno de los dos. Pero si ambos llevamos esta bandera, enarbolándola hacia la misma dirección las diferencias quedaran aplastadas por tractores de campo.
Te entiendo. Me entendés. Nos dedicamos frases. Vos eres más escueta. Yo te lleno la cama de palabras. Nos entregamos, más allá de los signos, cuando encontramos al futuro en baby doll.
Así es el amor. Es tirar la piedra contra las olas. Esperar. Respirar. Reír. Distraerse. Esperar. Ver. Enamorar. Dejarse enamorar. Disfrutar. Reconciliar. Amar. El contrapunto siempre está, en algún lado, siendo como vos o quizá, no tanto. De todas maneras, él o ella hace lo mismo. Te busca. Se buscan. Sólo falta encontrarse, conocerse y que alguno de los dos acelere el primer paso. Los dos lloran o sacan alegrías de la camisa al mismo compás, mientras se dedican textos. Yo te dedico éste imaginándome que vos me lees. No sé quién serás. Ni tu nombre. En algún cajón escondo algo. Solo espero ese amor que me abrigará en besos acolchonados, brindará conmigo con una botella de fidelidad sobria-cosecha 2013- y andaremos por ahí... bregando y militando en otras causas, un poco más justas.