miércoles, 2 de diciembre de 2015

Uno

Uno solo quiere fundar un poco de cariño en un tiempo maquiavélico.

Uno quiere algo de agua labial en el desértico paseo diario.

Uno quiere una vuelta alrededor de su linealidad, para que gire en los enrosques propios.

Uno desea eliminar los fantasmas de la casa y sólo termina negociando con ellos quién prepara los tragos.

Uno solamente escucha pedidos que inhabilitan los propios y le urgen necesidades.

Uno simplemente quiero un poco de luz en tanto túnel, recovecos y secretos. Andamos en puntapié para no despertar a las maldades que duermen de día y se anticipan de noche.

Uno necesita calma. Respiro. Aire, señores. La soledad a la que todos volvemos, se caracteriza por su falta de oxígeno en desveladas jornadas.

Uno quiere desprenderse de miedos que termina por guardarse más profundamente, más miedosos y reácidos a deshacerse.

Uno termina siempre en la pregunta porqué. Andamos con preguntas y sin respuestas. Linda vida acéfala de certezas.

Uno desea encontrarse consigo mismo cuando está seguro y protejido. Y cuando estamos así no nos encontramos más que con otra persona olvidándonos de nosotros.

Uno vive acostumbrado a estar equivocado.

Uno se acostumbra y solo quiere desacostumbrarse, alejarse de lo conocido y ver algo diferente.

Uno sabe que hay amores que se van a perder tarde o temprano y seguimos en la pérdida, en la derrota alzando la bandera del disfrute hasta el último segundo.

Uno conoce cuáles mejillas son las mejores para reposar. Y olvidar, corazón.

Uno sólo quiere prestarle la remera para que duerma y el amor para que viva.

Uno pierde más de lo que gana.

Uno desea únicamente poder comprar un poco más de felicidad en esas tardes feroces de adioses que ya ni nos miran la cara.

Uno espera que esos pestañeos nocturnos que danzan alrededor de la cama provengan de su habitación. Insomnio compartido. Sus pestañas en mi cama. Mirándome. Desvelada en otro lado pero con sus pestañas por acá.

Uno quiere suavidad; unas manos que nos acaricien el cuerpo rugoso y lastimado.

Uno busca imperfección para que no vean estos defectos con los que andamos creciendo. Solemos encontrar dolores perfectos que se clavan por esos lados débiles.

Uno anda perdiendo tiempo para ganar más tiempo. Uno anda ganando amores para perderlos. Uno anda en paradojas inentendibles.

Uno quisiera eliminar lo residual como lo hace con el teléfono pero todo se contamina en el pecho llenándose de humo la cabeza.

Uno es prófugo de lo imposible, que es escapar. Siempre volvemos de donde nos quisimos ir.

Uno juega para no recordar la seriedad que implica vivir.

Uno calla porque sabe que ya no hay palabras que alcancen para persuadir a esa otra persona. Callar suele ser la última forma de resistir.

Uno desaparece, o intenta hacerlo, para ver si así se le aparece al otro.

Uno busca a otro uno. El otro uno busca a uno. Pueden pasarse al lado sin darse cuenta que ese era el uno. Lo uno mucha veces no se une. Y otras veces sí.

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