miércoles, 30 de diciembre de 2015

Instrucciones para un buen morir

¿Hay un buen morir?
Las cosas que uno se entera del partir,
debe ser el primer caso que
la bajada
enfrenta al título.
Morir.
Búsquese sus zapatos más viejos
véalos.
Mírelos.
Ahora toquese con las yemas de sus manos
sus pies
¿Están iguales?
Antes de ir, gástelos,
déjelos,
inclinados, con parches de piel, rotos.

¿Hace que cuánto no canta a los gritos?
Báñese, y cante lo más fuerte que pueda.
Salga de la ducha desnudo, y camine así
disfrute de su cuerpo,
sienta cada parte suya rozarse,
sino lo siente acáriciese.
Muera afónico y conociéndose.

Sea negativo, téngale miedo a la muerte
los positivos nunca podría hacer este ejercicio,
creyendo en estupideces sin reparo.
¿Adónde siente miedo? ¿Huele?
Los positivos quedarán quietos,
usted disfrute sus buenos últimos ratos.
Ser negativo, un gran placer de sorprenderse
después de la sorpresa que pueda dar el objeto atacado.
Y sino,
ya lo sabía, ¿no?

¿Cuántas veces le dijeron que no?
Si fueran muchas, perfecto,
si cree que no,
vaya y búsquese un par de no.
Pida un crédito,
solicite un buen sexo sin mediar palabras,
intente convencer al tarado,
camine por donde no es correcto,
mánchese,
no se escude,
siga buscando no,
pídale a alguien un café en la peatonal,
y a su mente olvidar.

Los no se fusionan con nosotros,
los sí dan vueltas y se van con sus dueños,
no se vaya vacío y sea negativo.
Cuánto más duelan los no,
mejor hizo su trabajo.
Términese llenos de no
y que los vivos se guarden los sí,
espérelos.

No espere gente en su muerte,
es una espera solitaria,
vea a su alrededor y quiérase.
Ojalá que no tenga mucha gente por despedirse
intente no hacerlo, nadie podría soportarlo,
entiéndalo,
es mejor irse.
Se muere solo,
muy solo,
¿para qué intentar lo imposible?
Déjele esta enseñanza,
es preferible,
a un adiós con tantísimo dolor.
Nosotros nos iremos, y se irá la despedida
posiblemente en algún gusano o en una humareda
pero ellos se quedarán,
sin oír
sin entender,
en su interior
y le quitaremos la posibilidad de un buen morir.

Tómese unos buenos mates,
como a usted más le guste.
Póngale azúcar, café o grapa,
piérdase en un buen tango,
si está borracho mejor,
a los anticipos no le haga caso.

Recuerde a su ex más bonita,
la que infectó primero,
la que lo hizo estallar de amor,
escríbale unos buenos versos.
Amarte esas piernas largas,
oscurecidas como la noche,
no me importaba que hagan,
sólo las quería arriba de las mías
y más si no querías.
Tu amor como una lágrima,
pequeñas y perfecta dosis de amor,
¿qué más podrías?,
que humedecer un espacio desértico
así como una obra de arte,
y me amaste,
me llenaste,
con una gota tras otra gota.
Se extraña la lágrima de tu amor,
en la cama de dos plazas a tu corazón
descansando bien estirado,
porque confiaba en mí,
porqué confíaba en mí.

Sino le sale copíese esto y modífiquele algo
no se haga tanto problema,
juegue como un niño, invéntese un juego
de esos que una cosa nunca es tal,
siempre es otra,
la vida misma nunca es
lo que es,
siempre está cambiándose,
nadie lo entiende,
todos le creen.

Si hizo todo ésto,
créame que está más cerca de la vida que de la muerte.
Sea fuerte.
No será justo perder a alguien como usted,
recién ahora que lo ha entendido.
Pero vivir es no gastar,
 no amar de más,
no jugar,
no emborracharse
no cantar,
y cuánta equivocación.
Pero si hemos usado un día para esto,
y nos vamos con no,
todos los días anteriores se justifican para llegar a la sabiduría.
Sabios del vivir.
Sabios del morir.

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