¿Sabés corazón que podría soportar que me mates en cada rincón en donde hemos estado como esas viejas escaleras, que me desaparezcas del reflejo de tus ojos oscuros, que aunque me desarme por dentro tus manos ya no me toquen, y esos labios inflados de un amor reprimido ya no me besen con esa pasión desconocida por vos pero que jamás aguantaría que me quites de tus pensamientos? Quiero sobrevivir adentro tuyo, en el punto justo al que llegue con este amor. Es probable que allí esté mi mejor versión. La que no habla. Esa que no la arruina con comportamientos inoportunos y egoístas. Sólo mi sentimiento desnudo dándote vueltas, haciéndote perder horas, como una forma de compensar que tu pensamiento le haya ganado a mis otras preocupaciones.
¿Sabés corazón que no debería estar hablando de vos y estar pensando en otra cosa? ¿Sabés corazón qué distancia separa la teoría de la práctica, o la idealidad de la realidad?
¿Sabés corazón que hay que algo del orden de lo impuro que purifica al cien por ciento a lo puro, siempre tan impuro? Hasta que te conocí descreía de lo impuro, siempre visto por mí desde la visión más purista. No lo podía razonar. Hoy entendí que estoy impuro y que con más impureza, la que vos me das, voy a ser puro. Soy ávido de esa impureza tan mágica que me purifica, me hace un hombre deseante que se organiza alrededor de lo que le ocurre.
¿Sabés corázón que cuando hablo de vos pierdo toda capacidad cognitiva y ni quiero hablar de la poesía que se sienta en la antesala del sueño que desaparece cuando intento nombrarte en la realidad?
¿Sabés corazón que hablo de vos?
Lo peor de un sentir es que te enrieda en poemas internos de una inspiraciòn dudosa, con cero alcance y una menor captación del objeto de deseo o del causante de una locura exquisita. Quisiera que esto fuera la aurora, pero se parece mucho más a un final. Cuando algo no se transmite no cumple su misión y ése es un final; final triste, pero al cabo es un fin. No puedo escribirte un poema porque el mío se posiciona en la ficción y no es actuante en los papeles, a donde quema la realidad.
Debe ser la peor pintada que hice sobre este corredor siempre tan zigzagueante. Si me desprendo de tu impureza habría entendido que debía seguir una línea recta, sin embargo hoy más puro gracias a tu impureza, comprendo que voy de punta a punta en atardeceres dolorosos y que este es mi rumbo.
¿Sabés corazón que hablo de vos y que no debería? Siempre lo puro aplasta. Y lo impuro levanta porque deshinibe, reconstruye y quita en segundos años y años de una pureza de dudosa homogeneidad.
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