Tengo un pesar que me pesa. Un dejo de tristeza que no me deja. La redudancia redunda, pero ya no importa. Cuanto más intento desenredarme, más me enriendo: las palabras apalabrean y más me alejan.
El dolor duele- y cuánto-. Es horrible sentir lo que siento. Peores se vuelven los términos de diccionario al ser empíricos y no poster de papel. Hoy la cercanía me acerca a que te alejes más y más lejos.
Dios es un esclavo con el ego alto. El amor desenamora. El olvido se olvida de olvidar. Yo no te olvido. Ella sí. La represión se reprime así misma sin reprimir a lo ajeno. Frase cortas de largo sentido.
El tiempo te cuenta las gotas de sudor, mayor sea el sacrificio mayor será la demora del tiempo en pasar. Hay cosas que no pasan. Lo pasajero es duradero. Lo duradero es duro. Se incrementa la irracionalidad y vos me pedis cordura.
El ánimo desanima, ya nadie me mima. ¿Poesía?, se pregunta el pequeño poeta aplastado. Sueño sin sueños, descanso sin descanso. Esta forma estúpida de escribir no es tan estúpida porque alguien me dijo que los sentimientos es lo único sincero en un mundo de cuerpos ficticios.
Redunden términos a ver si alguien se despierta. Lo dormido me atrae, enamora, pero lo despierto me hace feliz. Uno puede enamorarse pero ser infeliz. Las contradicciones se contradicen, y ya nada dicen.
La solidaridad es un egoísmo con sonrisa. Pides, pides y aún me pides. No te pides a ti misma dejar de pedir. La ausencia se hace carne; en la carne se perfora sin límites las lanzas de los sentimientos, que sienten de todo, menos lástima. Como diría Gustavo Cordera "lo que más me lastima es la lástima"
Las mentiras mienten, en cambio las verdades no aparecen, son fugitivas del viento. El abrigo me da más frío.
Las despedidas ya no despiden. Acá estoy.
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