Un diario personal. Historias, cuentos, análisis y sobre todo, subjetividad a flor de palabras.
martes, 1 de octubre de 2013
LA
Nunca me imaginé desempolvar acalambrado los manteles de varias mesas al cuadrado, allí donde cenan- jamás almuerzan- frases pegadas entre animales atemporales. Hay uno que es voraz.
Recuerdo las primeras melodías que escuchaba de Andrés Calamaro, el primer rockstar que me terminó por convertir al palo, que decía " si para tocar rock hay que saber tocar en LA; porque sin tocar en LA no se puede tocar rock". No creía que un espacio recóndito del pasado se pudiese volver egocéntrico y ocupacional de una mente sin freno.
Hoy mi vida suena en LA, gira en rock, distribuye en terceras que no se aprietan dejando a interpretación del otro mi felicidad o tristeza. Por allí enciendo las luminarias haciendo fricción con mi espiritú, en otras tiro a la borda mi cuerpo condenándome con ruidos psicoanalíticos, sin interponer los dedos al teclado te digo "te quiero".
Quisiera llegar a ser maravilloso, inteligente, doblemente compositor, menos suicida, más improvisado, acrecentar la tonada, disminuir los trajes oscuros, ampliar los horizontes de las líneas a los costados, achicar la tortura, silenciar, acallar, mutear los libros. Me desprendería de lo pendiente si la chapa que me vende está oxidada abajo de un auto en Buenos Aires. Estaría bueno no volar tanto, apostaría a ser muchísimo menos realista.
Mi compositor, rey de la bailanta en Brasil, me repitió de una manera cruel, soy parte de un estribillo asfixiante sin salida. Soy monorítmico: LA. No subo ni bajo. No me hacen girar en ningún aspecto público ni moldeo los silencios. Ante la nada del amor, sólo busco ser rock and roll; nadie me compone, destellos de tinta me ensucian la cara asotándome al olvido de un mal cd. Están sucian las compacteras al menos podría zafar de volar por estar rayado: trabarse cuando cantas en el planeta es repetir los errores insistentemente hasta cansar al escucha.
No puedo más en esta noche. Te pido que me escribas al menos un acorde más. Retírame del LA, ya no quiero saber. Sácame del entierro anticipado, de las visitas a mi muro de Facebook para dejar las memorias de un músico pérdido en los parlantes de tu habitación, ésa que inspira a autodestruirme, a ser menos, viejo y cascarrabia para probar un perfil acorde a tus sonidos esos perfectos que me enamoraron, se desplazaron por menor, mayor y bémol: jugaste con los pases y los bajos.
Soy un pobre acorde, te marcharás sin tocarme, dejarás tus pensamientos en el teclado, quitarás el aire del pedal para matarnos a ambos. Te dejo el libre albedrio para hacerme canción, una que cantes vos sola en cada espacio que construyas, donde silbes, rías, llores, grites, alientes, calles. Ahí estaré. Toma la lapícera y escríbime, seré lo que tu desees, mi amor.
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