viernes, 16 de agosto de 2013

Juicio en contra


Soná fuerte, muy fuerte. Llévalo al punto máximo con música suave, dotada de letras y armonías bien marcadas. Contraigo las piernas, los dedos se abrazan intensamente para sobrepasar el momento del temblor. Hay anuncios por todos los medios noticiosos, se viene el caos, la noticia llega a todo el cuerpo esparcidos por las células. Peligro de derrumbe.

No quiero correr sobre la corrida de los demás, no intentaré abrir cierres a costa del abrojo restante, quiero quedarme acostado: si viene la movilización que me agarre lo más cómodo posible. Esa leve respiración que sobrepasa mi bloc de notas me deja aún más calmo, ingresa el "si" por mis oídos; melodía perfecta.

Desayuno por la noche las migajas del día flaco, entre manteles descoloridos con una luz tenue que se posa sobre mi espalda dándole sombra al te que lentamente se enfría. Busco la distracción perfecta en la revista de banalidades estrelladas, allí leo mis propias fallas, está mi foto, mi firma y una extensa dedicatoria a cada paso en falso que di, los muchos, muchísimos y a cada buena transformación muté cien, doscientas o trescientas veces mal. Maté.

El pasaje del silencio detenidamente se empieza a cobrar cada escapada, se desintegra el estuche disolviéndose el aceite en un vaso dormido. El contenido es uno. El frente se estrella contra un martillo que no da lugar a mis apelaciones, todo indica que los barrotes de mi remera serán la herencia. Todo está mal. Sin brújula, sin nadie que aplique la ley a mi favor otorga facilidades a la proyección sin defensa, oxidado, friccionando hasta el último hueso y a cada momento un juicio en mi contra.

Enroscado en chispas de fuego, amplificando el sonido de las bocinas de los autos que pasan por una calle lejana, de todas formas su "si bemol" es demasiado intenso como para ser escuchado, acostado con una frazada espero que mi otro yo me venga a buscar para aplicar la pena copiada, seré el primer caso para asentar jurisprudencia. Tal vez, mañana todo vuelva a ser como antes. Claro, ya sin mí.


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