Voz, palabra, viento y nube. Silencio que habla, que calla, que dice, que duerme, que huele e impone respeto. Palabra que apalabrea, que es verborrágica y persuasiva. Viento que mueve, que entrega materia prima a los pulmones y hace que la vida pueda vivir, mientras hace que las banderas se muevan, flameen y generen hasta un nacionalismo exagerado, a pesar de ello las telas prolíjamente cocidas se mantienen unidas por la convicción o la obligación. Nubes que dan oscuridad, que amenazan y entregan alivio a tanto calor.
Nación de sonrizas, abrazos, amistades, contradicciones y de enemigos públicos y privados. Terreno ilimitado y no confinado porque el amor y el odio no tienen fronteras. Colectivos, heladerias, bares, autos, bicis y piernas observan el clima, el día y la noche que viven en esta nación pensando que viven en otra que fue estudiada en vano en la escuela y la facultad. Las emociones se sientan, toman algo mientras hacen tiempo para charlar con sus dueños que ante la atenta mirada de ellas se esconden, la omiten y siguen. Además están los topos que agarran pies todos los días y no dejan caminar a esas personas porque el odio estanca e impide proseguir, cuando en la vidriera de la derecha se exponen los mapas, las soluciones y la felicidad éstos prefieren mirar abajo a esos topos, a esos odios propios, como aceptándolos y dejándolos hacer su trabajo.
No todo tiene que ser complejo, algunas cosas son muy simples. La vida es simplemente compleja, ya que es sencilla antes y después de la tormenta. Antes se sabe las noticias que entrega el pronóstico del tiempo, y después ya están las toallas ( amigos, familia) que te secarán. En el medio está la burla hacia lo simple, se lo odia. Algún griton pregunta: ¿ Dónde está la felicidad? Insulta a Montaner cuando suena su canción “Soy feliz” en la radio y se viste de negro. Otro se enrosca en sus preguntas, se tortura solito con una picana de realidad. ¡Oh! ahí veo al que tuvo una mala experiencia y , por ello, descree del amor, la amistad y de las oportunidad laborales . El piano se desafina, el micrófono se apaga y la ilusión se desvanece porque el canto de la vida se queda sin músico y canta-autor.
Apago la ducha, me seco siempre con esas toallas inmojables y me empiezo a cambiar para salir a caminar, para subir al colectivo y comprar en esa vidriera. Cada día repito esta rutina, siempre compro lo mismo que es diferente: un material periódicamente igual pero con esencias diferentes. Viento que me da aire ante los sofocones, los silencios y las palabras se asocian según lo crean necesario porque tienen el nexo de la voz. Las nubes se alejan y desde abajo mirando verticalmente hacia arriba está la bandera que algunos izamos, esa bandera creada con un solo tipo de emoción donde se usa sólo el lado positivo de la pila y únicamente con los colores que entregan esperanzas. El sol le pega de lleno y la calienta, el viento la mueve y su alimento principal es la creencia permantente y su propagación: entregar felicidad, esperanzas, simplezas porque nada más simple que la vida porque se conoce la fórmula, y que- sin desconocer el otro lado, el otro “Dios”, el suelo, los topos, la otra filosofía , la otra tierra y el fuego- entrego palabras escritas, mientras escribo elaboro silencios sabios. La mirada apunta hacia arriba en donde el clima está ideal. Salgo a la vereda para ver que en todos los negocios que están sobre la calle larga con muchas curvas pero simple de recorrer venden las soluciones y sólo cuesta esfuerzo pero es sencillo porque esta nación existe, quizás no sea reconocida mundialmente mediante la burocracía bárata pero está adentro de cada uno de nosotros que decidirá ponerse la escarapela del amor, amistad, respeto o esconderla en los peores sentimientos robados a un maquiavélico creador.
Mientras la felicidad que te cuento, sí ella, simplemente se vive y no se pide, se disfruta y no se reprocha, se abraza y no se empuja... pará, hace silencio que ahí empieza el himno de esta nación, con positivismo, respeto, aceptación de las emociones más lindas y rechazo a las falsas imitaciones se entona. Porque la vida se construye de hechos y no de palabras, por eso señor escritor deje de hablar y actue hoy, mañana y siempre por esta nación que hoy vive adentro mío pero también es tuya y de todos aquellos que quieran integrarla. Simplemente bienvenidos a la única nación real, incorruptible y que iguala a todos los hombres. Los hechos es el pasaporte y el documento. Pasá a retirarlo trayendo una sonrisa que es la firma eterna e imborrable.
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