jueves, 17 de julio de 2014

Amor a primera vista

Pocas cosas te sitúan tanto en la soledad misma como enamorarse a primera vista, posiblemente alguno me reprueba el término, entonces, replanteo, muy pocas veces, al encontrarte con la luz ves tu sombra; dejás de negar tu desnudez y te abrigás un poco más, escondiéndote detrás de la bufanda hablás con tus miedos; te reflejás en sus dientes blancos sin cepillar en esa mañana; sin hablar invitás a su tiempo a descorchar imprudentemente sus defectos soñando con acariciar su frontera.

Es parte del destino cruel entregado en segundos que se inmortalizan en los besos que se congelan en la heladera, la misma con dos botellas de agua y casi sin frío por el freezer imitando al paisaje del Calafate.

Hoy me tocó a mí, en un día más de los desfachatados. Quien me acompañaba en el regreso a casa, al señalarle esa mujer que se clavó en mi frente, me miró, la volvió a visualizar a ella y, con una risa cómplice, me dice "estás loco": claro, el amor a primera vista es entre dos personas divididas en vidas, historias, experiencias, pero todo se desuelve en miseros y bellos instantes, para ser simplemente dos almas que se eligen mutuamente para romper lazos con los fracasos; entregándose a la energía que se hace puente entre ella y vos-yo- desde donde caminan, en ida y vuelta, los deseos más intrinsecos e irracionales.

Tu desfile vistió el dolor de mis costillas en un corazón que extraña amar. Aparantemente la ausencia se puede ahogar en besos. Recordé que los abrazos son refugios silenciosos que no preguntan qué pasó. Algún pasado vuelve en forma de libro. El hombre debería volver a ser un pibe que encara sin sentir pudores propios de una vejez en piel nueva. Lo que fue me evoca que los brazos en la cintura dan la seguridad que venciste a las noches de cama exclusiva. En algún lado me sale la afirmación: respirar el pelo femenino en un frío julio es la protección para un catálogo de guerras perdidas, muchas de ellas por vos o ustedes.

Si el amor es una espera, puedo decirte que te amo, ya que llevo años esperándote.

Si el amor es una primera vista, puedo decirte que es mentira la afirmación, ya que te vi una y otra vez, en cuerpos distintos: te desafío cara a cara, siempre termino perdiendo, pero, en lamentos digo, no puedo cambiar el alma ni el tejido.

Mi noche ya se tomó varias copas al punto que el blues de fondo parece cantar con la alegría de "Los Caligaris". El consumo obligado de olvido me desubicó más que este whisky entero, cuando la luna ya dejó atrás al sol y a la señorita que me enamoró. No comparen nunca la resaca de un abandono con una de alcoholes, que sólo coinciden en la falta de estabilidad, pero se bifurcan. Te pedirías que vuelva con tu pelo moreno, tu estatura pidiendo mirar mis hombros, el jean azul y tus zapatillas Converse, sé que vos, con ese nombre que desconozco, aparecerás, otra vez, con otro color, pero con la esencia intacta.

Cambian las estanciones del tiempo, el invierno me resulta eterno. Grabo en mi celular una nota que me invoca no volver a mirarte pero estás, con distinto sombrero, en muchas partes de esta ciudad.

El amor a primera vista tiene dos brazos: con uno te empuja a la amnesia temporaria, con el otro, tiempo después, te desacomoda el nido dándote cuenta cuán solo estás en el fondo del patio, al cual ya nadie sale a regar ni a cortarle las malezas que crecen en cada borde en donde no estás ángel de visita esporádica en este infierno eterno que vos inauguraste a distancia.







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