Navego ante la gente y me resbalo ante la lágrima ajena en donde alcanzo escuchar algunas penas que se susurran bien por dentro. En el descanso de la mente se me cruzó la necesidad y excases durante un determinado tiempo y la llegada de la satisfacción de los mismos en desmesuradas cantidades. A ver, ¿ cómo se sentirá una persona sedienta ante miles y miles de litros de agua potable y cristalina? Seguramente, felíz; pero... ¿ no se cansará? Si su necesidad todos los días está satisfecha y sigue y sigue llenándose la fuente de agua, ¿ qué sentirá? ¿ Cómo reaccionará una persona delgada y hambrienta con un menú repentino de ocho comidas diarias? ¿ podrá resistirlo?... Siempre lo mismo conmigo, muchos pensamientos, pocas respuestas en donde hay muchas calorias juntas y a disposición para una dieta que debe ser equilibrada.
El corazón y el cerebro dialogan en el punto de unión donde se enfrentan el sentimiento contra la razón, la cara con la cruz, A con B, en fin las antinomias conversan sobre esta situación llevada al amor. Imaginemos juntos esta situación: una persona acostumbrada a la soledad un día, de golpe empieza a mantener un noviazgo con alguien en donde hay claridad, belleza y principalmente amor. Ambos se enamoran y nadie duda del sentimiento de la otra persona, pero el primero en ser mencionado en su afán de recompensarle todo lo que su pareja le entregó, le reitera muchas veces que la ama, le regala cosas y le dice bellas cosas al odio o mediante la tecnología. La besa muchas veces y hasta se vuelve imprescindible para él pero su compañera le devuelve el sentimiento sincero con la mirada firme pero no hace lo mismo. Ambas naranjas van al ruedo pero no a la misma velocidad ni siquiera parecen ir hacia el mismo frutal. Entonces, ¿ qué se hace en esta situación? ¿cómo él controla su sentimiento y como su pareja se lo devuelve? ¿ podrán terminar mal? ¿ alguno se puede cansar de no ir a la par en el camino del amor?
Cada pareja amorosa es un mundo donde viven- tradicionalmente sólo dos personas en donde tendrán que saber manejar los recursos, aplicarlos de manera correcta y fundamentalmente tenerse confianza mutua . Lo bueno de las personas es que pueden hablar, intercambiar opiniones y sentimientos y ver de qué forma nivelar la oferta con la demanda. Uno de ellos tendrá que aprender a no ir tan de golpe, ir caminando más despacio porque a ésa persona la va a poder amar toda su vida si él quiere; el otro tendrá que apurar los pasos, saber agradecer como también emplear mecanismos que demuestren su amor porque sino siempre la pareja va ser dispareja, al menos es la conclusión de un loco corazón y una razón enamorada.
Termino con una enseñansa inteligente de mi padre que siempre recuerdo: “ el amor es operar a corazón abierto, hay que saber dónde y cómo operar. No podés apurarte, tenés que tocar donde está la infección, si le errás provocás una hemorragia. Lo más importante es aprender sobre la marcha y si te confundís saber cómo solucionarlo antes que pierdas el paciente, tu paciente.”
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