sábado, 22 de marzo de 2014

Mi normalidad


Desafino mi guitarra para no cantarte más. En mi iphone suena la quebrada melodía de tu adiós una y otra vez, eliminando a las demás, como vos quitaste de mi vida todo lo que alguna vez supo inspirarme motivos de progreso que desaparecieron al tono de tu voz ronca, insípida y carente de veracidad.

Siempre que veo piernas largas, muy largas, flacas que ejecutan pasitos cortos pero veloces me acuerdo de vos. No puedo negar que extraño los saludos lejanos, mi felicidad al verte, lo que sentía al encontrarte. No te extraño a vos; siento melancolía por lo que supe construirme. Ya no hay más residuos de aquel.

En la intemperie de lo construido llueven envidias a punta de cuchillo.

No puedo desajustar amarguras amarradas a mi cintura; ante la falta de aceite éstas friccionan mis huesos dejándome al borde del incendio en el intento por gambetear idiotas vestidas de idiotas, máxime cuando ellas intentan encontrar en mi infinito vacio una solución a su ahuecada soledad. Estoy estancado en mi interior, peleándome conmigo mismo, no puedo, ni quiero discutir con realidades ajenas, analizarlas, encontrarle soluciones sútiles. El que diga que le gusta la frontalidad del otro que lo repita tres veces mirándose al espejo sin sonreír.

Pareciera que estoy solo, éso jamás, estoy conmigo mismo elaborando planes para mí: destruyen mi propia cordura, encierran mis lazos entre dos pulmones que respiran un perfume que no es el propio, tampoco el tuyo, no te ilusiones. Este cuerpo es de una formula, de nadie más. El viaje a él es una dura travesía al ayer, un posible derribo; una sonrisa desfigurada mutándose a un boleto de vuelta.

Si intentas entenderme es algo que no me corresponde, tu normalidad no aplica en mi soberanía; la mía rige según alegrías distintas, pocas personas, música, placeres únicos y la soledad de un congreso que sesiona para su interior.

No volveré a pedir disculpas, ni agradecerme en grandes cantidades. Viviré con sonrisas en cada capítulo de este show mientras otros buscan la función de su vida.

Esta es mi normalidad, no te metás aquí si vienes con collares residuales de experiencias malvividas, vení desnuda y así, sin brindar explicaciones, salgamos a vivir el futuro que viste a la moda.


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