Las palabras se quedan sin emisor, sin mensaje y sin receptor si no estás vos, amigo. No hay nadie que me emita una palabra, término u oración necesaria para las situaciones benébolas y complicadas. Sin vos, amigo, las frases se quedaran vacias y sin contenidos; huecas de donde se las mire. Y sin vos, amigo del corazón, nadie escucharía mis descargos, mis chistes, mis lamentos y mis expresiones de cariño hacia vos, amigo, que estás, que tuviste y que voy a pelear para que estés siempre.
Quizás las circustancias de la vida me han llevado a la timidez y a encerrarme en mi mismo y vos tuviste la llave de la cerradura de mi corazón en donde te instalaste, operaste por dentro y permististe que me abra, que te quiera y que confie en vos, circustancias que estaban dormidas en el sillón oscuro de mi albergue, abrazado a las feas épocas y pidiéndoles piedad. Lo extraño, lo raro y maravilloso a la vez, es que nunca te dí la llave para que la copiaras, me la extrajiste de algún lado olvidado y le realizaste una copia. Esta cerradura tiene en mis manos una llave principal y muy pocas copias, que la tienen ustedes, amigos.
Hoy estoy bien porque tengo a mi alrededor pocos pero grandes amigos de donde me sostengo resistiendo frías brisas de la historia y donde finalmente soy feliz, ahí con vos, amigo, y si no estoy con vos, te extraño y siento que se extravió ese complemento pero son sensaciones momentaneas, porque un mensaje o una llamada tuya me permite cambiar las feas sensaciones.
Paro de escribir, y salgo corriendo hacia un diccionario viejo lleno de polvo y tierra. Lo soplo. Abro y busco muy nervioso la palabra de amigo, no está. Me resigno pero una musa me susurra y me da un concepto simple pero mágico. El término, la palabra, las cinco letras que encierran un sin fin de significaciones simplemente se resume en vos, vos sos mi amigo y sos mágico. Todo lo que pueda decirlo está en vos, mirate hacia adentro y encontrarás lo que para mí significa la amistad. Nada más simple, nada más concreto que vos, amigo.